sábado, 8 de enero de 2011

Regalo de Reyes

Todos los años por estas fechas el espacio aéreo se revuelve un poco, al tener que acoger tanto el tráfico habitual como el adicional del reparto de presentes, primero de Santa Klaus y ahora en enero de los Reyes Magos, todo esto con las restricciones de Control de Tráfico Aéreo reinantes complican la operación hasta obligar a concentrar el tráfico de esta forma.

Donde cada puntito de luz es un tráfico haciendo cola para aterrizar en el aeropuerto de Chicago O'Hare a sus pistas paralelas 27L y 28 en la que estamos esperando turno para despegar.
Lo que nos ofrece imágenes tan bonitas como estas pese a mi escasa fortuna como fotógrafo.


Una vez nos dan pista libre comenzamos nuestro vuelo, para disfrutar de las vistas del Skyline de la ciudad desde un poco más arriba que de las torres Sears o la Hancock.
La configuración de estas ciudades en manzanas se ve claramente en esta imagen con el lago Michigan al fondo.
Perpendicularidad que parece romperse en el downtown ya que la altura de estos edificios impide que nos llegue la imagen de las calles en las que se sitúan que siguen el mismo patrón.
Y esta  última lo que se ve mirando por delante en lugar de por el lateral.
Dejamos rápidamente el continente americano para adentrarnos de nuevo en el Atlántico donde dirigidos por el sistema de OTS, nos asignan el Track Y para la vuelta a España.

Estos son los que han preparado para esta noche, intentando diseñar rutas que den cabida a todos los tráficos de vuelta a Europa tengan encaminamientos organizados y permitan incrementar la densidad de tráfico en los FIRes Atlánticos. Suelen elegir caminos que aprovechen el viento en cola propiciado por los chorros o jet streams representados por las líneas amarillas del mapa significativo.
Anoche sinembargo había un chorro dirigido desde el 40N50W hasta el 42N30W prácticamente paralelo a la ruta directa hacia España, con intenisdades entre 125 y 190 nudos, un empujón gratuito difícil de desaprovechar tanto en tiempo como en combustible. 

Estos chorros, que son corrientes de aire a gran velocidad, suelen formarse en las roturas de la tropopausa que a medida que aumentamos de latitud va sindo teóricamente más baja y cuya altura se representa en niveles de vuelo o miles de pies desde el suelo en cuadrados blancos con números que indican 360 en la parte inferior del mapa para alturas de 36000pies y de 270 en la parte superior para 27000pies, con una indicación en forma de pentágono irregular rojo con la parte más baja 240L, para 24000pies.

En el mapa de ayer se observaba un corte de la tropopausa en las latitudes del chorro que os menciono de 220 a 400, es decir, la tropopausa pasaba en poco espacio de tener una altura de 22000 a 40000pies.

Cuando una corriente de aire se forma suele llevar asociadas condiciones de turbulencia en aire claro, también conocidas en el ambiente anglosajón como CAT (clear air turbulence), y podemos imaginarla como un rio que pasa de un caudal tranquilo y constante a una zona de encañonamiento o fondos irregulares donde la corriente del agua se convierte en turbulenta.

Este mapa emitido por el NOAA, refleja en zonas rojas o amarillas las posibles zonas de turbulencia asociadas al mimos mapa significativo de arriba.


Si hacemos una comparación de ambos podremos comprobar cómo se corresponden las zonas de mayor posibilidad de turbulencia con aquellas de tránsito de los chorros, y que en el mapa significativo se indican con zonas ovaladas contorneadas de líneas discontínuas de color rojo.

Como nos enseñaba el Maestro Ledesma, en los estudios teóricos de frentes y corrientes en chorro, una de cada cuatro en la realidad se correspondía con bastante fidelidad a aquellas que nos mostraba en gráficos, tanto para los tipos y distribución de nubes y condiciones meteorológicas en los frentes, como de formación de nubes tipo cirro y distribución de las zonas más turbulentas y aquellas a buscar para aprovechar la corriente de viento en cola en el caso de los chorros.

Para las otras tres que no cumplían las condiciones teóricas había que indagar en las condiciones cambiantes teniendo en cuenta tanto la dirección del chorro y del vuelo como de los cambios de temperatura, indicadores de lo que interesaba hacer para, caso de encontrar turbulencia moderada o severa, intentar evitarla modificando la ruta o el nivel.

Cuando los tráficos eran menos esto era más factible, ahora con la congestión reinante es complicado tanto la opción de cambiar de ruta, como la de cambiar de nivel, al tener que mantener separaciones mínimas entre aviones, y si además la ruta aprovecha al límite las zonas de viento favorable, el rato de turbulencia con el inconveniente para las tripulaciones y la incomodidad para los usuarios del transporte aéreo están asegurados.

Espero que el futuro nos traiga mejores estudios y programas de simulación meteorológica que permitan diseñar mejores rutas o evitar aquellas más inconvenientes, dado que pese a que los modernos aviones cuentan con potentes motores y sistemas de control de vuelo gestionado por ordenadores, la Naturaleza y sus fuerzas dejan a aviones de más de 350 toneladas al pairo como delgadas hojas de papel.

Menos mal que hemos sido buenos y los Reyes nos han traido sus regalos, premiando nuestro comportamiento y animándonos a seguir comportándonos de la misma forma.

Buen vuelo de vuelta Majestades.

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